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DECLARACIÓN DEL DIRECTOR EJECUTIVO

Fondo de Poblacion de las Naciones Unidas (UNFPA)

Día Internacional de la Juventud, 12 de agosto de 2014

“La Salud Mental Importa”

El paso seguro y saludable de la adolescencia a la edad adulta es un derecho de todo ser humano. Ser saludables significa no solo la ausencia de enfermedad, sino un completo bienestar físico, mental y social. Un componente esencial es estar en condiciones de hacer efectivo su potencial, hacer frente a las tensiones de la vida, formar relaciones saludables, trabajar productivamente y participar plenamente en la sociedad. Sin embargo, se pasa por alto en gran medida la salud mental de las personas jóvenes y, como consecuencia, la depresión es la mayor causa de discapacidad, mientras que el suicidio es una de las principales causas de mortalidad de las personas jóvenes en todo el mundo. En este Día Internacional de la Juventud declaramos “¡La Salud Mental Importa!”.

En su paso hacia la edad adulta las y los adolescentes descubren quiénes son, a qué aspiran y qué riesgos corren. Llegan a aceptar la forma en que su identidad se relaciona con quienes los rodean y aprenden a hacer frente a las expectativas sociales. Este paso puede resultar especialmente problemático si se enfrenta el estigma y la discriminación como resultado del género, la sexualidad, el VIH, la discapacidad u otras condiciones. Es fundamentalmente importante que las y los adolescentes tengan relaciones de apoyo con maestros, personas que les sirvan de modelo y mentores, de manera que puedan emerger hacia la edad adulta con autoestima positiva y conciencia de su propio valor y potencial.

En todo el mundo, una de cada cuatro mujeres adolescentes es víctima de agresión sexual y una de cada tres mujeres jóvenes contrae matrimonio antes de la edad de 18 años. La situación es incluso peor para millones de adolescentes que viven en zonas de conflicto o de crisis humanitaria. Cuando se impide que las adolescentes asuman el control de su integridad física y mental, las consecuencias para su salud mental son severas. Las resultantes consecuencias de tensión postraumática y depresión multiplican la injusticia que enfrentan y se suman a la carga de los embarazos no deseados, la transmisión del VIH o los abortos inseguros. La exposición temprana a traumas y la adversidad es un factor conocido, pero prevenible de riesgo de enfermedades mentales.

Estar en condiciones de tener acceso a servicios de salud sexual y reproductiva es esencial para todas las personas jóvenes. Sin embargo, existen impedimentos para que las y los jóvenes que viven con discapacidades de salud mental tengan la atención y el tratamiento que necesitan. Quienes son admitidos en instituciones psiquiátricas suelen enfrentar trato degradante y condiciones de vida inhumanas. En particular jóvenes que sufren discapacidad mental, están excluidos de la vida de la comunidad y se les niega la oportunidad de participar en la toma de las decisiones que afectan sus vidas. A muchas personas jóvenes con discapacidad mental se les niega el derecho al voto, a contraer matrimonio y a tener hijos, lo que condiciona sus derechos para tener acceso a atención apropiada, integrarse a la sociedad y recuperarse de sus enfermedades.

La salud mental importa, y corresponde a la comunidad internacional cumplir sus obligaciones respecto de las personas jóvenes. Debemos velar por que cuenten con servicios para prevenir, diagnosticar y tratar las condiciones de salud mental. Debemos poner fin al estigma, la discriminación y la violación de los derechos humanos de las personas con discapacidad mental. Debemos garantizar a todos un paso seguro y saludable por la adolescencia.

El UNFPA realiza actividades en más de 150 países y territorios de todo el mundo para velar por que las y los adolescentes y jóvenes tengan los conocimientos, las aptitudes y los servicios que les permitan ejercer sus derechos, comprender sus propios cuerpos y adoptar decisiones informadas respecto a su salud y bienestar. Con la iniciativa de Acción para las Adolescentes nos estamos centrando en su salud, su seguridad, su educación, su participación y su empoderamiento. Cuando las adolescentes cuentan con conocimientos, autoestima, confianza, amistades, mentores y servicios de salud, están en mejores condiciones para ejercer sus derechos. Lo que es más importante, estamos asegurando que se incorporen las voces y las prioridades de las personas jóvenes en los planes y las políticas de desarrollo.