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LONDRES/NACIONES UNIDAS, Nueva York, 30 de octubre de 2013 — La maternidad en la niñez es un problema mundial enorme, especialmente en los países en desarrollo, donde cada año 7,3 millones de niñas menores de 18 años dan a luz, según el Estado de la población mundial 2013, publicado hoy por el UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas.

De esos 7,3 millones de nacimientos, 2 millones ocurren en niñas de 14 años o menores, que sufren las consecuencias sociales y de salud más graves a largo plazo debido al embarazo, incluidas altas tasas de muerte materna y fístula obstétrica, según el informe, titulado “Maternidad en la niñez: enfrentar el reto del embarazo en adolescentes”.

El informe hace especial hincapié en las adolescentes de 14 años y menores que corren el doble de riesgo de sufrir muerte materna y fístula obstétrica.

“Maternidad en la niñez” ofrece una nueva perspectiva sobre el embarazo en adolescentes, ya que atribuye las causas del embarazo precoz no sólo al comportamiento de las adolescentes, sino a las acciones de sus familias, sus comunidades y los gobiernos.

“Con demasiada frecuencia, la sociedad sólo culpa a la niña por quedar embarazada”, explicó el Director Ejecutivo del UNFPA, Dr. Babatunde Osotimehin. “La realidad es que, la mayoría de las veces, el embarazo en adolescentes no es el resultado de una elección deliberada, sino de la ausencia de opciones, y de circunstancias que escapan del control de una niña. Es una consecuencia del acceso restringido o la falta de acceso a la escuela, a empleos, a información de calidad y a atención médica”.

Según el informe, el embarazo precoz tiene graves consecuencias sobre la salud, la educación y los derechos de la niña. También impide que la adolescente desarrolle su potencial y afecta de manera negativa al bebé.

No sólo las madres y los bebés sufren las consecuencias. El hecho de que niñas tengan niños también impacta gravemente en las comunidades y en la economía de las naciones. Por ejemplo, si las más de 200.000 madres adolescentes en Kenya tuvieran un empleo en lugar de haber quedado embarazadas, se podrían haber sumado $3,4 mil millones a la economía. Esto equivale al valor de la totalidad del sector de construcción de Kenya. Si las niñas adolescentes de Brasil e India hubieran podido retrasar la procreación hasta que cumplieran 20 años, los países tendrían una mayor productividad económica equivalente a más de $3,5 mil millones y $7,7 mil millones, respectivamente.

A pesar de la necesidad crítica de prevenir el embarazo en la niñez, “Maternidad en la niñez” comprueba que la comunidad mundial asigna a las niñas adolescentes menos de dos centavos de cada dólar que se gasta en el desarrollo internacional. Esto resulta especialmente preocupante si se considera que tenemos la población adolescente más numerosa en la historia de la humanidad.

Sin embargo, el dinero es sólo una parte de la solución. El UNFPA está promoviendo un enfoque holístico para abordar el reto del embarazo en adolescentes, el cual no se enfoca en cambiar el comportamiento de la niña, sino en cambiar las acciones de la sociedad en la que vive. Esto incluye:

  • Mantener a las adolescentes en la escuela
  • Detener el matrimonio infantil
  • Cambiar las actitudes acerca de los papeles de los géneros y la igualdad entre los géneros
  • Aumentar el acceso de los adolescentes a la salud sexual y reproductiva, incluidos los anticonceptivos
  • Proporcionar mejor apoyo a las madres adolescentes

“Debemos reflexionar y exigir cambios en las políticas y las normas de las familias, las comunidades y los gobiernos que a menudo no le dejan otra opción a la niña más que el camino hacia un embarazo precoz”, comentó el Dr. Osotimehin. “Esto es lo que estamos haciendo en el UNFPA y el trabajo que continuaremos haciendo y recomendando hasta que cada niña sea capaz de elegir la dirección de su vida, sea dueña de su destino y logre desarrollar todo su potencial”