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Declaración de la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem

El hambre se cierne sobre Sudán al cumplirse un año de la guerra

El hambre se cierne sobre las mujeres y las niñas de Sudán cuando se cumple un año del mortífero conflicto. La guerra ha desencadenado una de las peores crisis de hambre del mundo, con 1,2 millones de mujeres embarazadas y lactantes que se enfrentan a una desnutrición aguda que les roba a ellas y a sus recién nacidos la salud e incluso la vida.

En las tres zonas más afectadas de Darfur, Jartum y Kordofán, más de 7.000 madres primerizas morirán de hambre en las próximas semanas si no pueden acceder a la ayuda de emergencia.

Los hombres armados han mostrado un total desprecio por la vida humana, perpetuando atroces actos de violencia sexual mientras libran una guerra contra los cuerpos de mujeres y niñas. Justo cuando las mujeres más necesitan los servicios de salud y protección, estos servicios prácticamente se han interrumpido en las zonas afectadas por el conflicto.

Este es el azote de la guerra sobre las mujeres y las niñas: inseguridad alimentaria extrema, el horror de la violencia sexual, la incertidumbre y el miedo. Este clima de miedo ha provocado la mayor crisis de desplazamientos internos del mundo, con 6,6 millones de desplazados dentro de Sudán y otros 2 millones obligados a huir a países vecinos.

En medio de este sufrimiento, el UNFPA trabaja con sus asociados para prestar servicios de salud reproductiva a las mujeres y niñas necesitadas y para prevenir y responder a la violencia de género. Nuestros equipos médicos y de protección gestionan 33 clínicas móviles y 64 espacios seguros en todo el país. Junto con otros organismos de ayuda, estamos intentando desesperadamente seguir ampliando la ayuda, pero para ello necesitamos un acceso humanitario seguro y sin obstáculos. 

Debemos poner fin al sufrimiento del pueblo sudanés. Las mujeres embarazadas y las madres primerizas necesitan ayuda urgente ya.

Pedimos que se ponga fin a la destrucción y el saqueo de infraestructuras civiles, incluidas instalaciones y equipos sanitarios.

Necesitamos que los autores de violencia sexual rindan cuentas de sus crímenes para que se haga justicia.

Pedimos a nuestros socios que financien íntegramente el plan de respuesta humanitaria en Sudán para que podamos llevar un rayo de esperanza a las mujeres, las niñas y sus familias.

Las mujeres y las niñas de Sudán ya han sufrido demasiado. Para poner fin a su sufrimiento, lo que más necesitan es paz.