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Antes que los primeros rayos de sol se asomen en la ciudad de Santa Cruz al oriente de Bolivia, Mónica Jaramillo Gallardo, inicia su jornada. Ella es madre de un pequeño de nueve meses a quien con esmero y cariño cría junto a su esposo. A las seis dejando todo listo, se apresta a salir rumbo al Centro de Salud San José, situado a sesenta minutos por carretera, para desarrollar cotidianamente su jornada laboral como enfermera obstetriz (partera) en el municipio de La Guardia.
Mónica nació en Tarija y fue criada por sus padres en San Lorenzo, junto a su hermano mayor. Actualmente a sus 33 años realiza con alto compromiso el ejercicio de la profesión como enfermera obstetriz. “Decidí estudiar esta Carrera porque era innovadora y porque mi abuelita tuvo embarazos gemelares que fueron atendidos en casa, y eso fue algo que me llamó la atención desde siempre”.

Para Mónica es vital el respeto que se debe guardar a las personas que acuden por atención a un servicio. “Algo que aprendimos en nuestra formación es el respeto por la vida de la madre y el ser que viene en camino, y por el hecho mismo del parto, que involucra prácticas locales, creencias y costumbres. Por eso la partería es un puente entre el servicio de salud y las prácticas locales”.

Durante su formación en la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho y hasta concluir la Carrera en 2013, ella reafirmó con total convicción que la relación con las pacientes se basa en la capacidad de promover el diálogo. “Como enfermeras obstetrices practicamos el diálogo con las pacientes y la permanente escucha. El diálogo es fundamental, porque nos permite conocer las dudas y preocupaciones, para de forma empática, darle a la paciente la seguridad de la atención que recibirá. Escuchamos y respetamos la forma en la que quiere tener a su hijo o hija, la forma en que quieren acomodarse, y todo eso genera confianza” afirma. Ella explica que la formación adquirida les permite identificar lo fisiológico y lo patológico, pero destaca que además si a eso se suma la escucha a la paciente, entonces verdaderamente la atención es integral y con calidad.

El trabajo de Mónica es ordenado y sistemático, pues lleva adelante el registro, monitoreo y control riguroso de cada paciente que es atendida y a quien también realiza el seguimiento a través de llamadas por celular. En caso de que una paciente no asista al control mensual, ella realiza presurosa la visita domiciliaria de forma semanal.

Pese a las limitaciones existentes a nivel logístico para realizar las atenciones, Mónica es apasionada por su Carrera, la cual es ejercida cada día con compromiso y alegría. “Si tuviera que elegir nuevamente qué estudiar, no dudaría en ser Enfermera Obstetriz, porque me permite llegar a mujeres a quienes puedo ayudar en su camino al dar vida”.

En 2006 el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Colegio de Enfermeras y Enfermeros de Bolivia, iniciaron el proceso de instituir la formación en Enfermería Obstetriz en Bolivia, con tres Universidades Públicas (Universidad Autónoma Siglo XX, Potosí; Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, Tarija; Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca, Chuquisaca). Desde el 2018 a la fecha, a través del Programa BID/BOL/Ministerio de Salud y Deportes 2614 y posteriormente BID/BOL/4612 se incorporan Enfermeras y Enfermeros Obstetrices al sistema público de salud, en municipios de cinco departamentos del país. Hasta el 2023 son 513 las Enfermeras y Enfermeros Obstetrices titulados de cinco universidades de Bolivia, que al igual que Mónica Jaramillo cumplen con esmero la tarea de ser puente entre los servicios de salud y las prácticas locales.

Escrito por: rportugal@unfpa.org