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Por Babatunde Osotimehin

(Publicado en ‘The Guardian’ de Nigeria) — Es pertinente que en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático celebrada en África, las consecuencias actuales y futuras del cambio climático sean claramente discernibles. 

Los impactos a corto y mediano plazo de las inundaciones y sequías, la perspectiva a largo plazo del aumento de la temperatura global y los cambios en los patrones de lluvia, probablemente continuarán, para que en África se discuta el Anexo A sobre zonas más afectadas, infraestructuras más vulnerables, y cómo hacer que el entorno físico sea más resistente.

Sin embargo, en los últimos años, ha habido un creciente reconocimiento de que la gente -sus vidas y sus medios de vida, la salud, el bienestar y la seguridad- debe ser central en nuestro análisis del impacto del cambio climático.  Por eso cualquier discusión sobre el cambio climático sin la participación de la gente no es sostenible. Las personas deben estar en el frente y al centro de la conversación.

La población mundial alcanzó los siete mil millones el 31 de octubre de 2011, y podría superar los nueve mil millones en 2050.  Pero los números por sí solos no cuentan la historia, y una comprensión de la dinámica de la población es esencial para nuestra respuesta al cambio climático.

Por ejemplo, la urbanización se está expandiendo a un ritmo rápido en muchos países, particularmente en Asia y África, y esto va a modificar la exposición de las personas al cambio climático y a los recursos que tienen para hacerle frente.

Muchos países en el mundo en desarrollo también están experimentando un crecimiento significativo de la población, lo que pondrá una presión creciente sobre el medio ambiente y afectará directamente a los factores que contribuyen al cambio climático global.  Entender la dinámica de la población y la planificación de estos cambios es fundamental para abordar los retos que largo plazo nos enfrentaremos.  Nuestro clima continúa cambiando en los próximos años y décadas.

Debemos asegurarnos de que los/as más vulnerables a los efectos del cambio climático sean capaces de adaptarse. Maximizar las oportunidades y las opciones disponibles para los individuos y las familias contribuye tanto a una mayor capacidad de adaptación como a mejores resultados con respecto al crecimiento y cambio demográficos.

Un mejor acceso a los servicios de salud, incluida la salud sexual y reproductiva, y acceso a la educación más allá del nivel primario, puede proporcionar las bases para una mayor resistencia a los impactos negativos del cambio climático; contribuir al descenso de las tasas de mortalidad neo-natal, infantil y materna, ayuda a detener la propagación de enfermedades transmisibles.

Estas intervenciones, a su vez, ayudarán a regular el crecimiento demográfico, lo que dará los países en desarrollo más tiempo para adaptarse al cambio climático.

Si vamos a tomar decisiones inteligentes en los próximos años, también tendremos que hacer un mayor esfuerzo para involucrar a los/as jóvenes en el debate. Debemos asegurarnos de que los líderes de las generaciones futuras comprendan las formas en que el cambio climático probablemente afecte su salud, la educación, la nutrición, la seguridad y el acceso a una vivienda adecuada y a servicios sanitarios.

Dar a los jóvenes una mayor participación en las negociaciones sobre cambio climático les animará a hacer mayores contribuciones positivas para su futuro y el de nuestro planeta.

Finalmente, debemos trabajar para mitigar los peores efectos del cambio climático mediante una dinámica poblacional de manera proactiva.  La urbanización es un ejemplo de ello.  Ciudades donde sectores menos favorecidos son marginados, son vulnerables a los efectos del cambio climático en general, con el consiguiente fracaso de la planificación urbana.
 
El uso estratégico de los datos de población y las proyecciones de población ayudan a planificar cuidadosamente el uso del suelo, las necesidades de vivienda y las necesidades de empleo de una población urbana, y esto claramente representa un enfoque más reflexivo y proactivo.

Proteger a las poblaciones vulnerables de los peores efectos del cambio climático, con la participación de los/as jóvenes en este tema crítico de manera proactiva, y frente a las consecuencias potenciales del cambio climático, representaría un enfoque centrado en las personas para enfrentar los desafíos –idénticos- del cambio climático y la dinámica de la población.  Y es el método más probable que conduzca a un futuro sostenible para la vida en el planeta tierra.

Babatunde Osotimehin es Director Ejecutivo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

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