Pablo Moya Saucedo trabaja como responsable en el Centro de Salud Integral a la Mujer en el municipio de San Pedro de Buena Vista, capital del Toro Tinku en el extremo norte Potosí desde hace 5 años. En la actualidad, “este municipio cuenta con casi 31 mil habitantes de los cuales más de 7 mil son mujeres en edad fértil y se espera durante este año atender alrededor de 700 partos”, nos dice emocionado.
Cuando le preguntamos por qué se decidió estudiar enfermería, nos dice que su primera idea fue estudiar derecho, pero le interesaba más ayudar a la gente, sobre todo cuando veía a las mujeres morir por complicaciones y la falta de atención oportuna durante y después del parto. En ese entonces, no sabía que este trabajo era tan sacrificado, pero al mismo tiempo tan gratificante afirmó.
Nació en Potosí, en la provincia Bustillo en la localidad de Chiuta hace 33 años. Él recuerda que eran siete integrantes en su familia, pero por circunstancias tristes, ahora quedaron sólo cuatro, su papá Eusebio, su mamá Isabel, su hermana Delma y él. Salió bachiller del “Colegio Nacional Mixto 24 de agosto” y luego ingresó a la universidad Siglo XX sub sede Pocoata.
Desde que ejerce su profesión, todas las mañanas se levanta muy temprano a las seis, desayuna y alrededor de las siete debe salir para llegar a tiempo a su trabajo, aunque estos horarios pueden variar, según la emergencia donde muchas veces trabaja hasta 24 horas con pequeños intervalos de descanso.
Pablo entra a las comunidades algunas veces en la ambulancia y mayormente en motocicleta dependiendo si el lugar es accesible. Los caminos suelen ponerse en mal estado debido a las lluvias y en ocasiones se ve obligado a ir a pie cargado de su maletín casi por 4 horas para atender trabajos de parto, cruzando ríos y montañas porque de ello depende salvar vidas, evitar la muerte de las mujeres y de sus wawitas.
Cuando le preguntamos por alguna anécdota, nos dice visiblemente emocionado que recuerda una vez, que en la comunidad de Callapus, llovió intensamente y los caminos se llenaron de lodo. El trabajo de parto de una paciente se complicó y era urgente trasladarla al centro de salud más cercano. Con ayuda de los comunarios cargaron a la paciente en una camilla readecuada y tuvieron que caminar casi 30 minutos para alcanzar la ambulancia, pero el parto se adelantó y a orillas del río el bebé nació. Fueron momentos muy tensos.
En otra ocasión, Pablo recuerda que atendió otro parto casi a las siete de la noche donde todo salió bien. Con la emoción que significa traer al mundo una nueva vida y dejar a la madre en buen estado de salud, no se dio cuenta que el rio había crecido por la intensidad de las lluvias. El caudal del río le arrastró unos metros e incluso estuvo a punto de llevarse la motocicleta. “Pude salir de milagro” nos dice. Ya en su casa recién se dio cuenta que ese día también había salvado su vida.
Trabajar con las comunidades no es fácil ya sea por el clima, la distancia, los caminos en mal estado y sobre todo cuando no existe confianza con la población. Sabía que estudiar enfermería obstetricia, siendo hombre ya era un desafío, aunque ahora conoce varios colegas hombres que trabajan como enfermeros en algunos municipios.
Pablo nos cuenta que un punto clave para generar confianza en las comunidades es organizar reuniones informativas con las autoridades y la población donde se informa sobre el trabajo que realizarán en sus visitas domiciliarias, además de las campañas que organizarán durante el año sobre la atención de la mujer y recién nacido, prevención de cáncer de cuello uterino, prevención de la violencia sexual, uso de métodos anticonceptivos entre otros temas. Otro aspecto importante es que habla fluidamente el quechua lo que facilita su comunicación con las y los comunarios.
Un desafío que debe enfrentar también cada día es luchar contra el machismo en los hombres que aún existe y que muchas veces no permite realizar su trabajo, sobre todo cuando hay que revisar a sus esposas para el PAP (prueba de Papanicolaou) y poder detectar el cáncer de cuello uterino. El uso de algunas estrategias como entrar con colegas enfermeras del lugar puede ayudar.
Por otro lado, Pablo nos dice que la pandemia del COVID 19 afectó mucho el acceso a métodos anticonceptivos. Ahora que regresamos a una nueva realidad se deben seguir adquiriendo estos insumos porque la gente necesita cuidarse no sólo para prevenir embarazos, sino también, para cuidarse de las infecciones de transmisión sexual y del VIH que está afectando principalmente a los más jóvenes, nos dijo.
Otro aspecto que nos relata es que “el mayor miedo que enfrentan las mujeres cuando se embarazan es ser derivadas a la ciudad sobre todo cuando hay complicaciones porque no están en su ambiente y temen que les pase algo y ya no regresen a su casa”. Otro miedo que tienen es ser juzgadas por la comunidad cuando tienen varios hijas e hijos por eso a veces esconden su embarazo y casi faltando unos meses recién asisten a los controles. Es algo que se debe tratar de cambiar.
Sin embargo y de manera muy optimista, Pablo nos dice que su trabajo está dando frutos, algunos hombres están cambiando, son más conscientes sobre la salud y asisten a las campañas con sus esposas y la familia. “Se que mi trabajo no es ni será fácil, tampoco se si estaré preparado para todo, pero de lo que sí estoy seguro es de mi compromiso con la comunidad, para eso he estudiado”, termina emocionado.
DATOS:
- Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), las y los enfermera/os obstetras son licenciada/os en enfermería, especializadas en el cuidado de la salud sexual y reproductiva, en la salud materna y en la salud de adolescentes.
- Hasta el año 2021 se tenían 317 enfermeras y enfermeros titulados. Este año 2022 se graduaron 26 nueva/os en la carrera. En total hay 343 enfermera/os obstetrices en el país.
- Existen 3 carreras de enfermería obstetricia reconocidas por el Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana CEUB en tres departamentos: La Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier en Chuquisaca, Universidad Autónoma Juan Misael Saracho en Tarija y la Universidad Nacional “Siglo XX” en Potosí.
- El año 2006 nace como proyecto. El 2008 se consolida formalmente la creación de la iniciativa con un acuerdo entre la OPS, PNUD, UNFPA, el Colegio de enfermeras de Bolivia y la Dirección General de Medicina Tradicional, dependiente del Viceministerio de Promoción, Vigilancia Epidemiológica y Medicina Tradicional del Ministerio de Salud y Deportes.
- El año 2008 se firma un acuerdo con la Universidad de Chile a través del Centro Colaborativo de Chile para que 12 enfermeras docentes de Bolivia se capaciten. Una deja el curso y regresan 11 al país.
- Desde el 2010 estas 11 docentes ejercen la docencia en la carrera de enfermería obstetriz: 2 años como enfermera/os y 3 años en obstetricia. En la actualidad la carrera se ha reducido a 4 años de formación.
- Desde el año 2018, veinte y seis enfermeras obstetrices cuentan con ítems del Ministerio de Salud y todas trabajan en servicios de salud de primer nivel en Potosí. Este departamento se constituye en la mayor concentración de estos profesionales.
- El año 2016 el Banco Interamericano de Desarrollo busca el apoyo técnico del Ministerio de Salud y del UNFPA para un proyecto de salud comunitaria. Gracias a este proyecto, se tiene hasta la fecha 53 nuevas enfermeras obstetrices que trabajan en 15 redes de salud de primer nivel en 5 departamentos del país: La Paz, Beni, Chuquisaca, Santa Cruz y Potosí.