Rubén Humari Ichuta es un hombre cuya vida refleja un proceso de transformación profunda. Como sargento segundo en la estación policial de Alto Chijini, en La Paz, Bolivia, antes de conocer los cursos formativos sobre masculinidades, su visión sobre las normas sociales de género era limitada. Como muchos, había crecido con ideas arraigadas sobre lo que significa ser un "hombre de verdad", sin cuestionarlas ni analizarlas en profundidad.
"Antes de participar en los cursos sobre masculinidades, ignoraba los conceptos fundamentales. No había reflexionado sobre lo que es el machismo, ni sobre cómo la masculinidad tradicional hegemónica impacta las relaciones entre mujeres y hombres. Mucho menos entendía cómo estas normas sociales afectan a todos, tanto a hombres como a mujeres", confiesa Rubén con una mirada pensativa.
La oportunidad de participar como miembro de la Policía Boliviana, en cursos organizados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas - UNFPA y la Comunidad de Derechos Humanos - CDD, apoyados por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA) llegó a su vida como un cambio de perspectiva que, poco a poco, transformó su forma de pensar y actuar.
"Las capacitaciones me ayudaron a entender lo que significa tener una perspectiva de género. Me enseñaron a reconocer la importancia de trabajar desde masculinidades positivas y diversas, que promuevan el respeto, la igualdad y la equidad", asegura Rubén, con firmeza.
El proceso no solo se quedó en el aula. Rubén decidió aplicar lo aprendido en su vida diaria, tanto en su trabajo como en su hogar. Comprendió que, para generar cambios reales, debía comenzar desde su propia experiencia, y así lo hizo. Con el tiempo, pasó de ser un alumno a convertirse en facilitador. Ahora, Rubén es un referente dentro de la Policía Boliviana, ayudando a otros a cuestionar las estructuras de poder tradicionales y a adoptar enfoques más inclusivos y respetuosos.
"Hoy en día, participo en procesos de capacitación dirigidos a mis compañeros de trabajo, pero también a padres y madres de familia. Además, estamos trabajando con niños, niñas y adolescentes en las unidades educativas, compartiendo valores fundamentales como el respeto, la igualdad y la promoción de los derechos humanos", explica Rubén con una sonrisa de satisfacción.
En sus capacitaciones, Rubén utiliza métodos lúdicos y participativos, entendiendo que el cambio comienza cuando las personas se sienten cómodas y empoderadas para aprender y reflexionar. Su enfoque no es solo académico, sino también práctico: enseñar habilidades para prevenir la violencia y promover un ejercicio positivo de la masculinidad.
"Es posible construir una sociedad libre de violencia. Para eso, debemos comenzar por promover el respeto de los derechos de todas las personas, eliminar prácticas nocivas que afectan las relaciones y desafiar las masculinidades hegemónicas que perpetúan la desigualdad", afirma con pasión. “Cada uno de nosotros puede ser parte del cambio, empezando por nuestras propias actitudes y luego llevando ese aprendizaje a los demás".
La historia de Rubén es un testimonio de que el cambio es posible, no solo a nivel personal, sino también en la sociedad. Con sus acciones, ha demostrado que, al cuestionar las normas que nos limitan y adoptar nuevas formas de ser, podemos construir una sociedad más justa, inclusiva y libre de violencia para las generaciones de hoy y mañana.
Historia escrita por: Rigliana Portugal rportugal@unfpa.org